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jueves, 18 de diciembre de 2014

Descongelando pieles.

Te paseas por mi mente como si andaras descalza por las frías rayuelas de la casa en invierno. Vas, vienes, vienes y vas y yo no logro seguir tus pasos. Intento caminar sobre las huellas que dejan tus cálidos pies y lo único que logro es enfriar más lo que antes también era tu piel.

Te miro y acto seguido me miras. Arde la fuerza de nuestra complicidad, se puede notar a quilómetros.
Decido ponerle un par de calcetines al asunto. Volverte a besar -o quizás nunca dejé de hacerlo-.

Sin darte cuenta me besas cada vez más fuerte, con más ganas, y poco a poco esa pequeña prenda de ropa logra encender una pequeña llama dentro de mi.
Pequeña pero sincera.


Mi piel vuelve a ser tu piel. Beso a beso.

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