Visitas

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Maldito olvido.

Descanso plácidamente en aquella cama que solías compartir conmigo hasta que repentinamente me despierta el olvido llamando ruidosamente a mi puerta. Abro y aparece alborotado gritándome al oído todo aquello que creyó que hice y ni tan solo pensé. Me mira con cara de odio cada milímetro de mi piel mientras se arrepiente de haber besado cada uno de ellos.
La melancolía se apodera de todas mis entrañas. Una dulce pero amarga brisa impacta contra mi cuerpo -y mi cama-. Mis ojos se cierran lentamente sin miedo alguno. Respiro profundo y dejo que tu ausencia brote en mi y mis recuerdos. Siento como poco a poco ese veneno va desapareciendo de cada poro de mi piel, y de mi alma.
Lentamente vuelvo a ser yo, y cuando soy capaz de abrir de nuevo los ojos, tú ya no estás ahí -quizás nunca lo estuviste-. Me miró al espejo de nuevo y me cuesta reconocer la imagen que en él se refleja. 
Soy yo, ¿o quizás tan sólo yo sin ti?


No tuvimos final feliz, quizás ni tan solo hubo un principio. Tengo mis dudas, pero si algo tengo claro es que le robamos cada segundo al tiempo como nunca antes lo habíamos hecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario