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martes, 27 de enero de 2015

Vistiendo pieles que desvisten corazones.

Mis manos son tinta y su cuerpo un papel en blanco sobre el que quiero escribir mis mejores versos. Aquí, hoy y en este preciso momento le escribo de la misma manera y con las mismas manos acostumbradas a acariciar su piel minuto a minuto, con la misma ternura, con las mismas ganas.
Me mira y os juro que me sobra la ropa, pero me faltan sus manos para vestirme. Vestirme de su amor manifestado en forma de cariño, el mismo cariño que busqué en otras manos, en otras pieles. ¿Quién me hará recuperar todo ese tiempo perdido en las pieles equivocadas y recuperarlo en la suya? Creo que sólo ella podrá llevar a cabo ese milagro.

Es martes, hace apenas dos días que no sé de sus manos y mi piel ya me pide a escalofríos su tacto, todos sus 5 sentidos para mi. Mañana es otra vez -ese maldito- miércoles, hará lo mismo que no la siento y lo que me queda por sentirla, nunca sé que referencia elegir.

Ya lleno más de media hoja con mi prosa y aún no encuentro la manera de hacerle entender que no quiero vivir con ella, sino en ella. Bien adentro, donde una vez llegas ya no sales nunca más.

Que bonito y fácil se ve todo a su lado, pero más aún entre sus brazos. Que bonita "casualidad" la que me llevó a su existencia y que bonita ella.

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