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lunes, 10 de noviembre de 2014

Mi poesía perfecta

Cuando me habla de libros, mi único deseo es que me los lea a la vez que me hace el amor, página a página. Me de un beso por cada letra que ese libro contenga. Me haga suya, igual que ese libro que poseen sus manos.

Cuando me recita versos, quiero convertir mi cuerpo en la poesía de sus caricias. Ser sumisa. Cumplir todos sus sueños y formar parte de cada uno de ellos haciéndolos realidad.

Dejar que me mate de ternura y posteriormente me reviva con sus besos Volver a sentir. Volver a sentirla. Volver a ser suya. Volver a ser nuestras, una vez más en esta infinita pasión.
Abrazos, caricias, besos, gemidos, susurrar un tímido "te quiero" y repetir. Repetirlo en cada reencuentro que deseaba con ansias porque empezaba a morir de ganas de verla. Empezaba a volver a morir por ella. Una vez más.

Es mi debilidad, mi diosa, mi punto débil. Mi todo. Ella es cada amanecer y cada anochecer. Cada suspiro y cada sonrisa.

Quiero que me mate a dulces versos cada día hasta hacerme enloquecer. Hacerle sentir la emoción que siente un pequeño búho que emprende su primer vuelo. Hacerle sentir mi calor.

Ella es mi poesía perfecta.

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