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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Conoce para juzgar.

¿Puedes ver con transparencia la cara de alguien? Es tan sólo eso, una cara que no debe confundirse con la personalidad. Una simple imagen exterior.

Nadie es una imagen; es todas las experiencias vividas anteriormente que le han hecho ser tal como es ahora. 
Sus inquietudes, sus miedos, sus manías.
Es todos y cada uno de sus defectos y virtudes, ¿puedes decirme todos los de alguien sin errar? No, porque ni tú mismo conoces los tuyos.

No juzgues a nadie, no creas conocerle por reconocer su cara y asociarla a un nombre y apellido, porque ni de ello puedes estar seguro.

Si te quieres atrever a juzgar, date la oportunidad de conocerle. Sigue los pasos que ha seguido al largo de la vida y tropieza con las mismas piedras. Báñate en las lágrimas que ha derramado, vístete con sus pieles y complétalo con sus entrañas, pero aún así, no serás nadie para juzgar a nadie.

Logra llegar a su alma y tan solo allí hallarás su verdadero nombre.

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