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jueves, 20 de noviembre de 2014

Pequeñas almas que me llegan al alma.

Aún me pregunto como en algo tan pequeño como tú, puede caber un alma como la tuya. No entiendo como no se te sale el corazón del pecho cada vez que late, porque es incluso más grande que tú. 


En los cuerpos pequeños, se hallan los mejores corazones, es cierto pequeña. El tuyo es el más grande que he logrado encontrar en todos mis años de búsqueda.


Pequeños ojos de largas pestañas maquillados para esconder la tristeza que escondes en ellos, pero en ocasiones tu alma te delata. Tu mirada de niña me mira y entre pestañeos me confiesa todo lo que han llorado. Me ruegan abrazos sinceros entre brazos que te hagan volver a sentir protegida.

Odio que digas que no eres preciosa, porque a mi me pareces el conjunto exterior-interior más tierno y dulce que he besado jamás. Muy tuyo. Tan tuyo, que te hace auténtica de esa manera que tan sólo tú sabes ser.

Tus labios son de fuego, y lo sabes, igual que los míos. Saben como sacar ese calor que guardas en tu corazón y lo sacan en forma de dulzura hasta hacerme llegar a la locura. Te prometo que a veces pienso que mi mayor ambición es ganarme un lugar especial en ese gran corazón.
De ti me gusta hasta la sombra que forma tu cuerpo cada vez que el sol intenta deslumbrarte esa mirada llena de vida. Me gustan tus ideologías, incluso sin conocerlas. Me gusta ese pelo rebelde y bipolar que refleja tu lucha interior.

Me gustas como para que me gusten los domingos.

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