Visitas

martes, 18 de noviembre de 2014

Y se fue.

Tú no tienes la culpa, lo sé, pero cuando me advertiste de que tu corazón ya tenia dueña, podrías haber especificado que nada de lo que hiciera serviría. Mas tú elegiste darme esperanzas.

La culpa es mía, también lo sé. Culpable de haberte dado lo mejor de mi a pesar de que tu dependieras emocionalmente de otra persona. Culpable por haber sido débil y haberme rendido a tus pies de cierta manera. Lo cierto es que cuando hablo de ti, todo son debilidades.

Me dejas con el recuerdo de aquellos besos que nunca te di porque tan solo fueron fantasías de mi deseo. Abrazos que para mi significaban besos. Besos de tus labios. Besos de amor. Besos con el mismo aroma que cuando me prometiste no salir de mi vida si algún día entrabas en ella. Pero al volver a ella, lo haces.
No quiero tu perdón, no quiero que me des explicaciones. Ninguna excusa curaría éste corazón, hoy roto.
Desconozco si es el frío o la impotencia lo que me hace temblar, tan sólo sé que con el tiempo aprenderé a conformarme con el recuerdo de algo que nunca existió.


Eres libre, vuelve a ella. Vuelve a todo aquello que te hizo feliz pero un día se te acabó. Adelante, vuelve... 
Vuelve a sus brazos, sus malditos besos y a su repugnante deseo de tenerte con ella, que yo volveré a ser lo que un día fui antes de conocerte.

Volveré a ser yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario