Me doy cuenta
que he vivido
de momentos,
efímeros.
De momentos
que duraron un instante
y he revivido
durante horas.
He vivido
recordando,
continuamente,
el tacto de tu piel
sobre mi ropa,
de aquella noche de verano.
He llorado,
a veces,
rememorando,
tus pequeñas mofas
inventadas sólo para mi.
Y es que a veces,
el más efímero
de los momentos
puede perdurar un siglo.
Porque eres efímera,
toda tú,
eres pequeños instantes
que me parecen eternos.
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